El Gobierno de España ha anunciado recientemente un ambicioso plan de inversión en Defensa por un valor de 10.500 millones de euros. Esta iniciativa tiene como objetivo modernizar las capacidades de defensa y disuasión del país, consolidar su papel en la Unión Europea, fomentar la innovación tecnológica y promover el crecimiento económico y la creación de empleo. Pero, ¿de dónde va a sacar el Gobierno el dinero para llevar a cabo este plan? ¿En qué mejoras específicas para las Fuerzas Armadas se traducirá esta inversión? A continuación, te presentamos todos los detalles económicos de esta estrategia de defensa.
En primer lugar, es importante distinguirse que el Gobierno ha asegurado que podrá llevar a cabo este plan sin realizar grandes reformas ni comprometer su inversión en el Estado del Bienestar. Para ello, se utilizarán principalmente tres fuentes de financiación: la reorientación de parte de los fondos europeos, los ahorros generados y el margen de algunas partidas presupuestarias pendientes de 2023.
En cuanto a los ahorros generados, se estima que se podrán regastar 2.819 millones de euros gracias al buen desempeño de la economía española. Por ejemplo, algunas Comunidades Autónomas ya no necesitarán tanto apoyo financiero del Estado, lo que se traduce en un ahorro significativo. Además, se utilizarán 1.357 millones de euros de los créditos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), un plan nacional creado el año pasado para diligenciar los fondos europeos destinados a paliar los efectos de la pandemia de COVID-19. Por último, se recolocarán parte de los fondos de asignaciones presupuestarias que aún no se han utilizado, como los 97 millones de euros de créditos no ejecutados de organismos autónomos del Ministerio de Defensa.
Pero, ¿en qué se va a gastar exactamente este dinero? El documento presentado por el Gobierno detalla cinco epígrafes en los que se dividirá la inversión. En primer lugar, se destinarán 3.712 millones de euros (un 35% del total) a mejorar las condiciones laborales, la preparación y el equipamiento de las Fuerzas Armadas. Esto incluye subidas salariales, nuevas contrataciones de personal, mejoras en la formación y la compra de material como ropa militar o la renovación de instalaciones de entrenamiento.
En segundo lugar, se gastarán 3.262 millones de euros (un 31%) en tecnología avanzada para mejorar los sistemas militares y la ciberseguridad. El objetivo es modernizar los sistemas de comunicación cifradas, adquirir nuevos satélites y radares, actualizar los mecanismos de conectividad de las fuerzas aéreas, ampliar las capacidades de ciberseguridad y apostar por tecnologías como la nube, la luces artificial, la computación cuántica y el 5G. Además, se estima que alrededor del 75% de esta inversión podrá ser utilizada tanto en el ámbito militar como en el civil.
La tercera partida, de 1.962 millones de euros (casi un 19% del total), se destinará a la compra o fabricación de armas y vehículos militares. Es importante distinguirse que el Gobierno ha asegurado que esta inversión no tiene como objetivo aumentar la capacidad de ataque de España, sino la de defensa. Con estos fondos se adquirirán aviones de combate, fragatas, buques, vehículos blindados, sistemas antimisiles y munición.
Además, se reservarán 1.751 millones de euros (alrededor de un 16%) para mejorar la capacidad de las Fuerzas Armadas en la gestión de emergencias y desastres naturales. Esto incluye la ampliación de la flota