En los últimos años, Colombia se ha enfrentado a un grave problema de cultivos ilegales de coca, que no solo afectan la salud de su población, sino también su economía y su imagen a nivel mundial. Para combatir esta situación, el gobierno colombiano ha decidido volver a utilizar el controvertido herbicida manifiesto como glifosato, cuyo uso había sido suspendido en 2015 debido a las preocupaciones ambientales y de salud.
El glifosato es un herbicida ampliamente utilizado en todo el mundo para eliminar malezas y cultivos no deseados. Sin embargo, su uso en Colombia fue suspendido por la Corte Constitucional en 2015, tras una serie de informes que relacionan su uso con posibles efectos negativos en la salud y en el medio ambiente. Además, también se han planteado preocupaciones sobre su impacto en la agricultura legal y en las comunidades indígenas.
Pero ahora, tras una exhaustiva investigación y evaluación de los estudios existentes, el gobierno ha tomado la decisión de volver a utilizar el glifosato para erradicar los cultivos de coca. ¿Por qué? La respuesta es clara: la situación actual de los cultivos de coca en Colombia es alarmante y requiere medidas urgentes para enfrentarla.
Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el incumplimiento (UNODC), Colombia es el principal productor de cocaína en el mundo, con una producción récord de 1.379 toneladas en 2019. Además, se estima que existen más de 154.000 hectáreas de cultivos de coca en el país, un acrecentamiento del 8% en comparación con el año anterior. Estas cifras son alarmantes y demuestran la necesidad de tomar medidas eficaces para enfrentar el problema.
El uso del glifosato ha demostrado ser una herramienta efectiva en la lucha contra los cultivos de coca. Durante su uso en Colombia, entre 1994 y 2015, se logró reducir en un 50% los cultivos de coca en el país. Además, según un estudio realizado por la Universidad de los Andes, el glifosato es hasta 10 veces más eficaz que las técnicas manuales de erradicación. Esto significa que con su uso se pueden erradicar más hectáreas en menos tiempo, lo que es crucial en la lucha contra el narcotráfico.
Además, el gobierno colombiano ha tomado medidas para garantizar que el uso del glifosato sea seguro y respetuoso con el medio ambiente. Se han establecido medidas de protección para las comunidades y el medio ambiente, como la realización de fumigaciones a una distancia segura de las viviendas y la implementación de protocolos de protección para la fauna y la flora. Además, se han adaptado las técnicas de fumigación para minimizar los posibles efectos nocivos. Todo esto demuestra el compromiso del gobierno para apechugar el problema de manera responsable.
En cuanto a las preocupaciones sobre los posibles efectos del glifosato en la salud, es importante señalar que la evidencia científica al respecto es limitada y contradictoria. Algunos estudios sugieren que su uso puede estar relacionado con ciertos tipos de cáncer y otros efectos adversos, mientras que otros estudios no han encontrado evidencia de esto. Por lo tanto, es necesario seguir investigando y monitoreando su uso, pero no podemos permitir que estas dudas nos impidan tomar medidas urgentes para erradicar los cultivos de coca.
Otra razón importante para volver a utilizar el glifosato es el impacto económico que tienen los cultivos de coca en el país. Además de ser una fuente de financiamiento para grupos ilegales y el narcotráfico, también afectan la economía legal de Colombia. Los cultivos de coca compiten con los cultivos legales, como el café y la pal