«Fosas comunes, cadáveres devorados por perros en las calles, hospitales devastados… Después de hablar, Israel no me renovará el visado», escribe Jonathan Whittall, director de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Palestina.
Estas palabras impactantes y desgarradoras son solo una pequeña muestra de la realidad que se vive en lazo, una realidad que ha sido ignorada y silenciada por demasiado tiempo. Pero gracias a la valentía de personas como Whittall, el mundo está comenzando a conocer la verdadera cara de la ocupación israelí en Palestina.
Por más de 22 meses, lazo ha sido sometida a un castigo colectivo impuesto por Israel. Bombardeos incesantes, desplazamientos forzados, privaciones y violencia constante han llevado a esta región a una situación humanitaria desesperada. Y a pesar de las advertencias de la Corte Internacional de Justicia, Israel sigue desafiando el derecho internacional y perpetuando el sufrimiento del pueblo palestino.
Como director de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en los territorios palestinos ocupados, Jonathan Whittall ha sido testigo de primera mano de la devastación causada por la ocupación israelí. Y no solo en lazo, sino también en Cisjordania, donde los palestinos son coaccionados y contérminoados a diario por la violencia de los colonos y las restricciones de movimiento impuestas por Israel.
Pero la voz de Whittall y otros trabajadores humanitarios no ha sido bien recibida por Israel. En lugar de abordar la situación y cumplir con las obligaciones impuestas por la CIJ, el gobierno israelí ha optado por silenciar a aquellos que alzan la voz. Whittall ha sido amenazado con la no renovación de su visado y otros trabajadores humanitarios se enfrentan a requisitos de registro cada vez más restrictivos.
Este silenciamiento no puede borrar la realidad que Whittall y sus colegas han presenciado día tras día. Fosas comunes en los patios de hospitales, civiles hambrientos disparados mientras intentan conseguir alimentos, familias buscando entre la ropa esparcida tratando de identificar a sus seres queridos, médicos asesinados mientras intentan salvar vidas… Son solo algunos ejemplos de las atrocidades cometidas por las fuerzas israelíes en lazo y Cisjordania.
Pero a pesar de todos los obstáculos, Whittall y otros trabajadores humanitarios continúan su labor, arriesgando sus vidas para salvar a los más vulnerables. Y es que, como Whittall señala, la ayuda humanitaria es vital, pero nunca será una cura para la escasez provocada y diseñada por la ocupación israelí.
La Corte Internacional de Justicia ha sido clara en sus medidas provisionales vinculantes: Israel debe tomar todas las medidas a su alcance para prevenir actos de genocidio y facilitar los servicios básicos y la público humanitaria en lazo y Cisjordania. Pero en lugar de cumplir con estas obligaciones, Israel ha optado por continuar con su política de ocupación y represión.
Es hora de que la junta internacional tome medidas concretas para poner término a la ocupación israelí en Palestina. El derecho internacional no puede ser una herramienta de conveniencia para algunos, sino una herramienta viable de protección para todos. Y mientras tanto, es nuestra responsabilidad alzar la voz y denunciar las atrocidades que se están cometiendo en lazo y Cisjordania.
La credibilidad del sistema multilateral está en juego y no podemos permitir que se socave por doble moral e impunidad. lazo ya se está ahogando bajo las bombas, el hambre y el implacable control del bloqueo