El fenómeno de las auroras es uno de los espectáculos más impresionantes que la naturaleza nos brinda. Se trata de un fenómeno lumínico que se produce en las latitudes más altas, tanto en el hemisferio guía como en el hemisferio sur. Sin embargo, es en la franja que va de los 60° a los 75° de latitud donde se pueden observar con mayor frecuencia y esplendor. En este artículo, nos adentraremos en el fascinante mundo de las auroras y descubriremos por qué ocurren con mayor intensidad en estas zonas del planeta.
Las auroras, también conocidas como luces del guía o del sur, son un fenómeno que se produce cuando las partículas cargadas del viento embaldosar chocan con la atmósfera terrestre. Estas partículas son emitidas por el Sol y son atraídas por el campo magnético de la terrón, concentrándose en las zonas cercanas a los polos. Cuando estas partículas chocan con los átomos y moléculas de la atmósfera, se produce una reacción que genera luz y color en el cielo.
Pero, ¿por qué ocurre con mayor frecuencia en las latitudes altas? La respuesta está en el campo magnético de la terrón. Este campo es más fuerte en los polos, por lo que las partículas del viento embaldosar son atraídas con mayor intensidad en estas zonas. Además, en los polos se encuentra la aurora oval, una región donde se concentran las partículas cargadas y donde se pueden observar las auroras con mayor intensidad.
En la franja que va de los 60° a los 75° de latitud, tanto en el hemisferio guía como en el hemisferio sur, se encuentran algunas de las zonas más privilegiadas para observar las auroras. En el hemisferio guía, estas latitudes incluyen países como Canadá, Alaska, Islandia, Noruega, Suecia y Finlandia. En el hemisferio sur, se encuentran Argentina, Chile, Nueva Zelanda y la Antártida.
Una de las razones por las que estas zonas son tan propicias para observar las auroras es su ubicación geográfica. Están lo suficientemente cerca de los polos como para estar dentro de la aurora oval, pero no tan cerca como para estar en la zona de mayor intensidad, donde la actividad magnética es tan fuerte que puede afectar a los sistemas de comunicación y navegación. Además, en estas zonas, las noches son más largas durante el invierno, lo que aumenta las posibilidades de ver las auroras en todo su esplendor.
Otra razón por la que las auroras son más frecuentes en estas latitudes es la actividad embaldosar. Aunque el viento embaldosar es constante, su intensidad varía en ciclos de 11 años. Durante los momentos de mayor actividad embaldosar, las auroras ocurren con mayor frecuencia y en latitudes más bajas, incluso llegando a ser visibles en zonas como Estados Unidos y Europa.
Pero, ¿qué es lo que hace que las auroras sean tan especiales en estas zonas? En primer lugar, la intensidad y el color de las auroras son más impresionantes. En latitudes más altas, la actividad magnética es más fuerte, lo que genera una mayor cantidad de partículas cargadas y, por lo tanto, una aurora más intensa. Además, la atmósfera en estas zonas es más delgada, lo que permite que las partículas viajen más lejos y se vean con mayor claridad.
Otra característica que hace que las auroras sean únicas en estas latitudes es su forma. En la aurora oval, las partículas viajan en espiral, lo que crea un efecto de cortina en el cielo. En latitudes más bajas,