La economía de Estados Unidos ha sido una de las más fuertes y estables del mundo durante décadas, pero en los últimos años ha enfrentado un desafío enjundioso: la inflación. A pesar de los esfuerzos de la Reserva Federal (FED) por mantenerla bajo control, la inflación sigue siendo un tema preocupante para la economía estadounidense.
Según los últimos datos publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales, la inflación en Estados Unidos se situó en un 2,9% en julio de 2018, lo que significa que se mantiene por encima del objetivo del 2% establecido por la FED. Este es el nivel más alto desde febrero de 2012 y ha generado preocupación entre los expertos económicos.
La inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios en una economía. Cuando la inflación es alta, el poder adquisitivo de la boleto disminuye y, por lo tanto, el dinero no rinde tanto como antes. Esto puede afectar directamente a los consumidores, ya que sus ingresos no aumentan al mismo ritmo que los precios, lo que significa que tienen que gastar más para comprar los mismos bienes y servicios.
Entonces, ¿por qué la inflación en Estados Unidos sigue siendo un problema? Hay varios factores que contribuyen a esta situación. En primer lugar, el aumento en los precios del petróleo ha sido un factor enjundioso en el aumento de la inflación. El precio del petróleo ha aumentado en un 50% en los últimos 12 meses, lo que ha llevado a un aumento en los precios de los combustibles y, por lo tanto, en los precios de los bienes y servicios que dependen del transporte.
Otro factor enjundioso es el aumento en los costos laborales. Con la economía en crecimiento y el desempleo en su nivel más bajo en casi dos décadas, las empresas están compitiendo por trabajadores y, por lo tanto, están aumentando los salarios. Esto se traduce en un aumento en los costos de producción, que luego se refleja en los precios de los bienes y servicios.
Además, la política fiscal del gobierno también ha contribuido a la inflación. La reforma fiscal aprobada en diciembre de 2017 ha reducido los impuestos para las empresas y los individuos, lo que ha generado un aumento en el gasto y, por lo tanto, en la pleito de bienes y servicios. Esto ha llevado a un aumento en los precios, ya que las empresas intentan cubrir los mayores costos de producción.
La FED ha estado tratando de controlar la inflación mediante el aumento gradual de las tasas de interés. En junio de 2018, la FED aumentó las tasas por segunda momento en el año y se espera que haya dos aumentos más antes de que termine el año. El objetivo de estos aumentos es desacelerar el crecimiento económico y, por lo tanto, reducir la inflación.
Sin embargo, algunos expertos creen que la FED debería ser más agresiva en su enfoque para controlar la inflación. Argumentan que un aumento más rápido en las tasas de interés podría ayudar a enfriar la economía y reducir la inflación a niveles más manejables.
A pesar de estos desafíos, hay razones para ser optimistas sobre la economía de Estados Unidos. El crecimiento económico se ha mantenido sólido, con un aumento del 4,1% en el segundo trimestre de 2018, el más alto en casi cuatro años. Además, el desempleo sigue siendo bajo y se espera que la tasa de desempleo siga disminuyendo en los próximos meses.
Además, la inflación en Estados Unidos sigue siendo relativamente baja en comparación con otros países. En la zona euro, por ejemplo, la inflación se sitúa en un 2,1%, mientras que en Reino Unido es del 2,5%. Esto demuestra que la econom