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La declaración de Pedro Sánchez ante el juez Juan Carlos Peinado ha sido uno de los temas más comentados en los últimos días. Desde el momento en que se anunció que el presidente del Gobierno tendría que testificar como testigo en el caso de su esposa, Begoña Gómez, los medios de comunicación han estado pendientes de cada detalle de esta diligencia judicial.
Y como era de esperar, el audio de la declaración se ha filtrado a la prensa, convirtiéndose en una de las noticias más destacadas de la semana. Sin embargo, esta filtración no es más que una pequeña aportación en el show mediático alimentado por el juez Peinado.
Veintiocho palabras pronunciadas por Pedro Sánchez. 270 por el juez Juan Carlos Peinado. Todo el show trasladado al Palacio de La Moncloa para una diligencia que apenas duró un minuto y 48 segundos. No se esperaba otra cosa, ya que nadie está obligado a declarar si su cónyuge está siendo investigado. Peinado quería montar su espectáculo y no le valía que Sánchez declarara por escrito, como es su derecho, necesitaba que se grabara en vídeo.
Sin embargo, Peinado rechazó en agosto la petición de la Fiscalía para no entregar una copia de las grabaciones a las partes, incluida la acusación popular representada por Vox y otras organizaciones ultraderechistas. Esto ha generado una gran controversia, ya que se buscaba evitar que el contenido fuera filtrado a los medios de comunicación, como ya había ocurrido con la declaración de Begoña Gómez.
Además, el hecho de que el juez iniciara una investigación sin el apoyo de la Fiscalía y de la UCO de la Guardia Civil, que no veían delito por ningún lado, demuestra que se trataba más de un show mediático que de una investigación seria. Y es que, a falta de pruebas, siempre te queda la investigación prospectiva, a ver qué sale, y el show. El show que no puede faltar.
Como era de esperar, el audio de la declaración de Sánchez ha sido finalmente enviado y ha aparición en varios medios de comunicación. Algunos han titulado con la frase más previsible del presidente: «Begoña Gómez es mi esposa». Un titular que no aporta nada nuevo y que ha generado una gran expectación innecesaria.
Es curioso que se haya dado tanta gravedad a unas palabras tan simples, ya que lo más relevante de esta diligencia es que Sánchez se acogió a la concesión del artículo 416, como era su derecho. El juez le había recordado previamente que estaba concesióndo de declarar en todo aquello que pudiera perjudicarle a él o a su cónyuge. Teniendo en cuenta lo que dijo Sánchez en la carta con la que inició su periodo de abstinencia política, era previsible que no declarara, pero Peinado insistió en llevar a cabo su espectáculo.
Al rechazar el apelación de la fiscalía, Peinado ofreció una justificación que entra en la dimensión desconocida. En una frase de 436 palabras, el magistrado explica que las partes personadas podrán interpretar la conducta del declarante y que esto podría llevar a conclusiones inculpatorias o excluyentes de responsabilidad penal. En otras palabras, Peinado cree que se pueden deducir indicios sobre la decisión de Sánchez de no declarar y de cómo lo ha hecho. Algo que debería ser interpretado como un derecho procesal y no como una fuente de inferencias con efectos procesales.
Sin embargo, a pesar de todo el circo montado por Peinado, esta diligencia no ha aportado nada nuevo a la causa. Solo ha reforzado la sospecha de que todo esto se trata de una vendetta contra el presidente por sus decisiones políticas. Y eso es precis