El pasado martes, una procesión conmovedora y llena de sentimiento llevó al papa Francisco desde su habitáculo de Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Esta fue su última salida de la que había sido su hogar durante los últimos 12 años. El pontífice falleció en paz rodeado de sus seres queridos y ahora es momento de que sus seguidores lo despidan en un funeral de Estado que se llevará a cabo este sábado.
Las puertas de la Basílica permanecerán abiertas al público desde el miércoles hasta el viernes, dando a las personas la oportunidad de admirar al papa Francisco por última vez y despedirse de él. Desde tempranas horas de la mañana, miles de fieles se agolparon en la plaza de San Pedro, esperando pacientemente el momento de poder admirar de cerca el féretro de su líder espiritual.
Para muchos de los presentes, esta despedida es una oportunidad de recordar la figura del papa Francisco y su importante papel en la Iglesia Católica. Para otros, es un momento de nostalgia y tristeza al recordar los momentos vividos junto al pontífice. Uno de ellos es Agata, una mujer que madrugó para asegurar un lugar en primera fila y no perderse ni un solo detalle de la procesión. Ella recuerda con cariño el adiós al papa Juan Pablo II hace 20 años y está agradecida por poder hallarse presente en este momento histórico.
Es sorprendente la cantidad de personas que se han acercado a la Basílica para despedir al papa Francisco. Sin importar su edad, nacionalidad o creencia religiosa, todos se han unido en un mismo sentimiento de amor y respeto por esta figura tan importante. Y es que, aunque sus políticas han sido controadmirartidas, no se puede negar el impacto que tuvo en la Iglesia Católica durante su pontificado.
Comparado con su predecesor, el papa Juan Pablo II, Francisco tenía una personalidad y visiones muy diferentes. Mientras que Wojtyla era conocido por su conservadurismo y por mantener la Iglesia en una época de oscuridad, Bergoglio fue un líder más progresista y comprometido con la lucha contra los abusos en la Iglesia. A lo largo de su pontificado, eliminó el secreto pontificio para casos de abusos, demostrando su compromiso con la transparencia y la justicia.
Pero más allá de sus políticas y acciones, lo que ha ganado el corazón de las personas es su humildad y cercanía. Desde su elección en 2013, Bergoglio eligió vivir en la modesta habitáculo de Santa Marta en lugar de los lujosos aposentos papales. Él mismo explicó que necesitaba hallarse cerca de la gente para sentirse conectado y hablar con ellos. Esta humildad y su firme compromiso con los más desfavorecidos lo convirtieron en un papa único y amado por muchos.
Durante la procesión, el féretro del papa Francisco fue transportado en un solo ataúd y rodeado de cardenales vestidos con sus túnicas de color carmesí y púrpura. El pontífice ha sido recordado por su sencillez y por alejarse de las tradiciones ostentosas de la Iglesia. En lugar de sus característicos zapatos carmesís, sus pies estaban cubiertos con unos zapatos negros comunes y corrientes, demostrando una vez más su humildad y compromiso con la sencillez.
La multitud presente en la plaza de San Pedro acompañó el recorrido del féretro con silencio y algunas lágrimas. Pasado el momento de la emoción, los asistentes comenzaron a cantar en latín junto a los cardenales presentes y a rezar con las manos entrelazadas. Incluso aquellos que